Pocas adaptaciones cinematográficas de novelas han tenido tanta expectación como la que despierta la futura película basada en la exitosa trilogía erótica de E.L. James: Cincuenta sombras de Grey. Sus más de 70 millones de lectores devoran con avidez cada nueva noticia relacionada con la cinta y aguardan impacientes por conocer más y más detalles. No obstante, suele ocurrir que cuando se ponen muchas expectativas en algo, al final decepciona.

Ya sucedió al anunciarse el casting inicial de la película, cuando una verdadera legión de seguidores de las novelas manifestó su disconformidad con la selección de Charlie Hunnam para el papel del multimillonario Christian Grey, un desencuentro que tal vez podría haber desembocado en el abandono del proyecto por parte del actor, aunque este extremo no está confirmado.

Ahora, tras distribuirse las primeras imágenes de la película, los críticos coinciden en asegurar que el montaje de la directora Sam Taylor-Johnson a simple vista parece demasiado tibio, muy lejos de las tórridas y explícitas escenas sexuales entre el joven y todopoderoso multimillonario y la ingenua estudiante, descritas por la autora en sus libros.

En este sentido, según afirman diferentes fuentes que han tenido acceso al material, el contenido hecho público se centra en mostrar a la pareja de actores principales dedicándose miraditas entre paseos en helicóptero y elegantes fiestas, pero prácticamente no hace referencia a los encuentros de alto voltaje, con apenas una escena en la que Anastasia Steele (interpretada por Dakota Johnson) lleva puesto un antifaz en el interior de una habitación roja y otra en la que Christian Grey (Jamie Dornan) confiesa tener unas preferencias sexuales singulares.

Si la cinta finalmente abandona el carácter eminentemente erótico de la primera novela de la trilogía y por el contrario se centra en la parte romántica de la relación entre los personajes, es algo que todavía tendremos que esperar para ver, puesto que el estreno de la película está previsto para febrero del próximo año, coincidiendo con San Valentín. ¿Simple casualidad?