En el que quepan todas las noticias y opiniones interesantes que pasan desapercibidas. La primera, dedicada a Lao:
Arcadi Espada
28 de mayo
El nacionalismo ha ganado las elecciones municipales en España. En Navarra, desde luego, pero también en Baleares, Canarias y Cataluña, y en Vitoria, Palma de Mallorca o Vigo. Existe la posibilidad de que también haya ganado en Madrid, pero sobre eso no me voy a pronunciar ahora. La posibilidad de que el Partido Popular haya ganado las elecciones es sencillamente ridícula. Ganar es gobernar, y va a gobernar menos que hace cuatro años, a diferencia de lo que les sucederá a los socialistas. Para éstos, sin embargo, no hay otro camino a la vista que reforzar su alianza con los nacionalistas macedónicos. El Partido Socialista, como dice bien Rosa Díez, ya no es un partido español.
Los resultados de ayer, dramáticos en el País Vasco, hacen más necesaria que nunca la emergencia de un tercer partido, que limite la capacidad de decisión nacionalista. El Partido Popular está incapacitado para hacerlo, no sólo técnicamente. No en vano, su candidado en Barcelona, Alberto Fernández, se quejaba ayer de que la irrupción de Ciutadans ha impedido su pacto con... los nacionalistas catalanes. En efecto, ésa es toda su ambición estratégica.
El tercer partido tiene su mayor enemigo en la abstención, que alcanza en Barcelona dimensiones históricas: desde que las chicas votan jamás había votado tan poca gente en la ciudad. Y es en Barcelona donde Ciutadans ha perdido de modo más doloroso. Aunque no entra en el Ayuntamiento por muy pocos votos, es el único partido que no puede escudarse moralmente en la abstención: él nació para combatirla y para devolverle a la política su nobleza y su pasión.