A los cinco o quizá tres minutos de ponerla ya estaba irremediablemente enganchado. Sverrir Gudnason y Shia LaBeouf están magníficos, y Stellan Skarsgård y Tuva Novotny no se quedan muy atrás.
Me encanta el concepto de que Björn Borg no era un iceberg sino un volcán aguantando al límite las temperaturas y presiones de su interior. Según la película, de entrada se podría pensar que John McEnroe era el más necesitado de atención psiquiátrica, ¡pero cuán lejos de la realidad!
Las partes más flojas son los flashbacks a la niñez y adolescencia de Borg.
Finalmente, en el terreno deportivo, el gran partido, la final de Wimbledon 1980, es una pasada.
Satisfacción.