De nada.
Todos los BD-R que he comprado son títulos que ni siquiera salieron en DVD en plena época de oro (2003-2007), así que imagínate.
La culpa es de los excesivos impuestos, de la excesiva fiscalidad (una empresa para tener beneficios vamos tiene que sortear mil y un impuestos y tasas), y de las empresas de fabricación de discos prensados que en pleno 2015 aún siguen imponiendo cuotas de remesas (1.000 copias para cada título).
Y en último lugar, el que la gente en España se gaste un dineral en discotecas, cubatas y no en cultura ni libros ni cine.
Menos cuento.