Moonraker (Lewis Gilbert, 1979)
Esta me sonaba más que las otras. Sobre todo la parte final.
Joder... Se me complica el asunto, eh? Es difícil comentar esto sin atender a que parece a veces una comedia y sobre todo a la ya casi abismal diferencia entre esto y lo que se hacía en el cine comercial-masivo de entonces (CE3K era dos años anterior).
Como me comentaba el compañero Marty_McFly, parece que la saga se Broccoli/Eon iba apuntándose a las modas y en este caso tocaba el tema espacial, tras Star Wars, centrado en el entonces novedoso e inmitente programa del transbordador espacial (Space Shuttle, el programa de las naves Entrerprise, Discovery, Challenger, Atlantis...).
De nuevo saben contener el humor (sin que este conlleve salidas de tono vaya). La BSO de John Barry es casi lo mejor de la película. No sé si decir que lo único.
En esta ocasión se les va mucho con la trama y la forma de contarla. Tenemos al ya clásico megalómano antagonista con un plan absurdo: asesinar a todo el planeta para luego repoblarlo con gente guapa, a la cual transporta en varios transbordadores (los Moonrakers del título) hasta una estación espacial en la cual se instalarán hasta poder regresar a la tierra.
Y como decía, esta la habitual pero aquí -todavía- menos cuidada narrativa y absurdos: Bond investiga la desaparición de uno de esos transbordadores (no entiendo que pinta el MI6 ahí, me debo haber perdido) y lo de siempre: llega a su destino, a sus destinos vaya (de nuevo desfile de emblemas turísticos: de Los Ángeles a Venecia, Río...) y en todos ellos le espera la habitual chica lela dispuesta a perder los papeles como si mediara alguna droga o bien no tuvieran más personalidad que la de pedazo de carne para repetir la mil veces vista escena de hola soy Bond y te voy a besar así a saco. La que lo recoge en L.A. en helicóptero parece una escena de Zucker, Abrams y Zucker
De nuevo tenemos escenas de acción dignas de droga dura: en Venecia (menudo plan: simulamos todo un entierro/paseo fúnebre por el canal sólo para sorprender a Bond... Me suena a ideas de productor un poco... Puede ser?), el teleférico de Río (plan genial: paro el sistema para luchar encima de las cabinas), la persecución de lanchas en Río.... Y el momento raro en la guarida del malo: las chicas raras y la serpiente
La parte final parece de los hermanos MarxEstados Unidos envían un transbordador lleno de cosmonautas (en nada, además... Siempre hay listo un contingente de astromilitares en caso de que se descubra una estación espacial) y de la estación salen otros y se ponen a dispararse rayos láser ahí flotando
Además Moore empieza a verse algo mayor y sus escenas con las chicas se me antojan ridículas. Como siempre, pero ahora más.
Algunos homenajes: el motivo mítico de CE3K, aparece el Concorde. Y un product placement curioso con 7UP, Seiko, Marlboro (2 veces en este caso, que yo haya visto).
Edito: olvidaba a Lois Chilles como Goodhead, una chica Bond titular más o menos pasable pero ella en si misma ya es sci fi: agente de la CIA y astronauta. Todo junto
Ah, Moonraker, ajustada, y en Norteamérica, es la 5a película de Bond de mayor éxito. En general los 60 fueron el momento de mayor popularidad (aunque la de Lazenby no tanto), en los 70, con Moore, hubo cierto bajón salvo Moonraker. En los 80 declive total, sobre todo en la segunda mitad. Recuperación en los 90 y reconversión en blockbuster global en los 00 y 10s.
1. From Russia with Love
2. Goldfinger
3. Diamonds Are Forever
4. Dr. No
5. Thunderball
6. You Only Live Twice
7. On Her Majesty's Secret Service
8. The Spy Who Loved Me
9. The Man with the Golden Gun
10. Moonraker
11. Live and Let Die
Última edición por Synch; 17/10/2017 a las 17:05
Bottom line is, even if you see 'em coming, you're not ready
for the big moments.No one asks for their life to change, not really. But it
does.So what are we, helpless? Puppets? No. The big moments are
gonna come. You can't help that. It's what you do afterwards that
counts. That's when you find out who you are. You'll see what I mean.
Whistler (Buffy The Vampire Slayer - 2x21 Becoming, Part One - Joss Whedon)
A mi esta me gusta por lo loca que es
Y un detalle que me gusta es el homenaje a Encuentros en la tercera fase (las famosas notas de John Williams)
Atención Funko coleccionistas. Para Diciembre:
Por mi parte caerá el Connery de tuxedo blanco y Blofeld
y qué puñetas, dan ganas de pillar todos...![]()
Veo esa locura pero no me transmiten que sea expreso. Es como si Broccoli o alguien estuviera pasado de vueltas y no se diera cuenta. No obstante, en Moonraker hay uno de los poquísimos momentos en que a Bond no le sale algo bien: cuando pretende mostrar el laboratorio a M y el ministro, y lo han desmantelado.
Bottom line is, even if you see 'em coming, you're not ready
for the big moments.No one asks for their life to change, not really. But it
does.So what are we, helpless? Puppets? No. The big moments are
gonna come. You can't help that. It's what you do afterwards that
counts. That's when you find out who you are. You'll see what I mean.
Whistler (Buffy The Vampire Slayer - 2x21 Becoming, Part One - Joss Whedon)
Dennis Gassner (Diseñador de producción) vuelve para Bond 25
Link
Para mi esa locura es pretendida y consciente,marca de la casa a la etapa moore,todo muy paródico y circense
Son películas muy locas y disparatadas (por ejemplo Octopussy es otro desbarre)
Quiza no son películas para todos los públicos pero a mi me divierten
Es un tono muy antagónico a la actual etapa Craig donde todo es mucho más serio y transcendente (también me gustan)
Última edición por killbillito; 17/10/2017 a las 18:07
For Your Eyes Only (John Glen 1981)
Bienvenidos a la película donde casi se matan por una caja registradora
Este Bond, que parece un poco (sólo un poco) más adaptado al tiempo que se le supone (1981), con un tono más logrado (se nota el cambio de director), propone de nuevo una trama muy simple -objeto electrónico inglés extraviado y buscado por el MI6 y por el antagonista- pero se agradece que la intención de dicho villano sea sólo venderlo, nada de planes megalómanos. Nada de una organización compleja, una instalación hi-tech y la tira de minions trabajando para él. No, aquí Julian Glover sólo quiere la pasta.
Sorprende ver a Bond dejando flores en la tumba de la que fue su esposa así como un recurso moderno y novedoso en la saga: un giro! El supuesto villano resulta ser un aliado y el que parecía amigo resulta ser el antagonista.
Bond luce hasta dos Lotus Esprit por lo que ya van dos veces, no consecutivas, que le dan un coche con gadgets, tras el Aston Martin de las primeras películas. El primer Esprit, blanco, el segundo, rojo, ambos preciosos. En la BSO destacan temas funk-disco muy de esos años. Bill Conti firma la música mientras que el habitual tema inicial lo canta Sheena Easton, la cual relaciono con su futuro papel en Miami Vice.
Del inevitable lado de lo absurdo: la intro; la horripilante representación de los alrededores de Madrid (ni 1980-81 ni nada, eso es ser vago en la búsqueda de información); la bailarina a la que Glover pone a cargo de Bond sin conocerlo de nada (o era plan de Glover?) y el enamoramiento express de esta; la pelea en la pista de hielo; la laaaarga escena del ascenso; uno que cae desde muchos metros contra roca viva y tiene la cara perfecta; Bond y cia ahostiandose con el aparato electrónico que buscan todos
1. From Russia with Love
2. Goldfinger
3. Diamonds Are Forever
4. Dr. No
5. Thunderball
6. You Only Live Twice
7. On Her Majesty's Secret Service
8. The Spy Who Loved Me
9. For Your Eyes Only
10. The Man with the Golden Gun
11. Moonraker
12. Live and Let Die
Bottom line is, even if you see 'em coming, you're not ready
for the big moments.No one asks for their life to change, not really. But it
does.So what are we, helpless? Puppets? No. The big moments are
gonna come. You can't help that. It's what you do afterwards that
counts. That's when you find out who you are. You'll see what I mean.
Whistler (Buffy The Vampire Slayer - 2x21 Becoming, Part One - Joss Whedon)
Animándome al alimón de las revisiones de Synchdejo por aquí un texto sobre las pelis Bond de los años 80 que escribí hace tiempo. Espero que os guste
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En los setenta nacieron algunas películas que se convirtieron en bombazos de taquilla como nunca se habían visto. Tiburón, Supermán, Star Wars… y esos taquillazos eran una gallina que daba huevos de oro. Los magnates decidieron que esto había que aprovecharlo. Y en los 80, la mayoría de esas películas se convirtieron en sagas, franquicias, más o menos lucrativas, pero todas extremadamente populares mediante agresivas campañas de publicidad que valían millones, y en ocasiones costaban casi tanto como la propia película.
Pero todo eso ya estaba inventado antes, aunque con otros nombres y otros estilos, y pocas franquicias cinematográficas podían medirse de tú a tú con el señor Bond, James Bond del servicio secreto británico, que en los 80 siguió protagonizando una serie de películas con mayor o menor fortuna, con el rostro de Roger Moore y Timothy Dalton, sucesivamente; películas basadas (cada vez más tenuemente) en las novelas del escritor Ian Fleming. Mucho había llovido desde la lejana 007 contra el Doctor No, pero la gente seguía acudiendo a llenar los cines.
En mi opinión, solo la saga de la Pantera Rosa podría equipararse a Bond como franquicia importante cinematográfica tal y como la conocemos hoy en día, y de la misma o similar importancia para el público.
La saga Bond pareció agotarse tras la marcha de Connery. La aventura de Lazenby, a pesar de ser una de las más populares hoy en día, considerada incluso como una de las mejores y más logradas entregas, no convenció a nadie, o por hacer justicia y decir las cosas claras, LAZENBY no convenció a nadie. Connery volvió en Diamantes para la eternidad, y su interpretación fue algo muy criticado; demasiado mayor y demasiado hastiado de su papel, volvió a por el cheque y se le notaba una considerable desgana. Si querían seguir sacándole dinero al respetable con aquello de 007, sus responsables tendrían que tomárselo de otra manera.
Entonces llegó Moore… hoy denostado por el sentido del humor que destilan sus películas, tachado de infantil. Para mí no es así, y hay mucho que hablar al respecto, pero ya hablaremos de eso más tarde cuando hayamos revisado un poco los filmes que nos atañen.
Las dos primeras películas del Bond de Roger Moore fueron Vive y deja morir y El hombre de la pistola de oro, ambas de recaudación discreta (sobre todo la segunda) pero sin pérdidas. La siguiente, el film La espía que me amó (46 millones de dólares recaudados solo en América, para un presupuesto de 14 millones) fue su mayor éxito, y para muchos, a día de hoy, el mejor Bond de Moore, y una de las mejores películas de toda la serie.
A los jerifaltes de la saga Bond, Harry Saltzman y Albert R. Broccoli, aquello debió parecerles estupendo, y teniendo en cuenta el pelotazo que acababa de dar La guerra de las galaxias en las taquillas de todo el mundo civilizado, decidieron mezclar al agente británico más famoso del mundo con “algo de eso del espacio”. Así nació, en 1971, Moonraker, a día de hoy considerada la peor película de la saga con diferencia por muchos fans… La taquilla coincidió: 62 millones recaudados en USA para un presupuesto de 34 (el presupuesto más alto de una peli Bond hasta ese momento) apenas recaudó el doble, que para una película de estas características, es muy poco dinero.
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Mooraker falla por un sinnúmero de cosas, aunque a mi, personalmente, me resulta simpática de ver hoy en día por sus efectos especiales de época, hay que reconocer que es más una parodia de Bond que una peli Bond; especialmente lo que concierne al personaje de Tiburón, al que destrozan (aunque en su concepto tampoco es que fuese un gran personaje, funcionaba por su simplicidad) y la novieta que este se echa, cambiando incluso de bando, si es menester.
En 1981 llegó a las pantallas de todo el mundo un nuevo experimento: Solo para sus ojos; una película destinada a corregir los errores del fiasco espacial, y tomar el pulso a la saga para saber cuanto había sido dañada tras doce entregas y tres protagonistas diferentes.
Dirigida por John Glen, director que nos acompañará a lo largo de todo el texto, teniendo en cuenta que dirigió todas las películas de la franquicia que se rodaron durante los 80, estamos ante una película con un Bond más serio, más action man y más sanguinario, reduciendo en buena parte el humor bufonesco, aunque nunca se pierde del todo. Y no es lo único que se redujo: frente a los 34 millones de presupuesto de la anterior, Solo para sus ojos contó con uno más ajustado, de 28 millones y medio. Evidentemente los productores “castigaban” a Bond, y jugaban sobre seguro por si la franquicia estaba acabada. El recorte de presupuesto se nota, sobre todo, en el descenso de cacharros y gadgets tecnológicos usados por Bond, que son una constante en esta saga, parte de su identidad.
En la secuencia antes de los créditos tenemos a un Bond que va a visitar la tumba de su esposa Teresa (la gran Diana Rigg en 007 al servicio de su majestad) y es atacado por un Blofeld en silla de ruedas, protagonizando una pelea algo absurda por la falta de contexto, hasta tal punto que cuando la vi de niño por primera vez, yo pensé que aquello era una pesadilla de Bond. Tras acabar con BLofeld definitivamente, pasamos a los créditos (con Sheana Easton) y a un Bond que deberá recuperar un sistema de detección de misiles (el ATAC) que se ha perdido en el mar. En sus investigaciones, Bond se encontrará con Melina (la chica Bond de turno, Carole Bouquet) que busca vengarse del asesinato de sus padres; se entrevistará con el magnate Kristatos, aparentemente, solo obsesionado con el mecenazgo de su protegida, una prometedora patinadora adolescente llamada Bibi.
Lo divertido de la película es que se atreve incluso a cambiar de roles, con un giro de guión creo que inédito en la saga: Kristatos, el aliado de Bond, le indica que su enemigo, el que está detrás de la desaparición del ATAC, es un mafioso y traficante de drogas llamado Columbo (el gran Topol, actor fetiche para mi, desde que vi su actuación en Flash Gordon). Cuando Bond se infiltra en la guarida de Columbo para liquidarlo, este le advierte que el verdadero enemigo es Kristatos, un traidor que además de ser un traficante de opio, lleva décadas jugando a dos bandas, y vendiendo informaciones secretas a los rusos.
La película consiguió ser el éxito esperado, a pesar de que la chica Bond de turno no me convence, demasiadas muecas para mostrar su terrible enfado y ansias de venganza. Alguien con mala leche podría decir que su partenaire masculino tampoco es que sea el colmo de la actuación sutil, pero bueno, para mi Moore siempre ha sido bastante mejor actor de lo que se le considera. En esta ocasión el gran John Barry no pudo encargarse de la BSO. Le sustituyó un Bill Conti muy solvente (como es habitual en él).
Con una recaudación final que superó los 100 millones de dólares, quedó claro que la gallina de los huevos de oro estaba vivita y coleando. Los cambios operados, sobre todo en el personaje y la actuación de Moore, parecieron funcionar, y el agente secreto recuperó la confianza de su público habitual.
Por supuesto, una vez visto que la gallina seguía viva, lo importante era que siguiera poniendo huevos: en 1983, tras un nuevo intervalo de dos años, llegaba a las pantallas la siguiente entrega: Octopussy.
Octopussy se planteó como “el último Bond de Roger Moore” ya que el actor se encontraba cansado y, sobre todo, muy mayor para el papel; se usaron abundantes dobles para sustituirle en las escenas de acción, hecho que en su día fue muy criticado.
La película volvió a contar con un presupuesto “prudente”, aunque decente, de 27 millones y medio de dólares, y con rodajes en escenarios “exóticos” al estilo Bond.
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La trama nos llega desde el asesinato del agente secreto 009 del Servicio Secreto, que, acosado y herido de muerte, logra llegar hasta la embajada británica de Berlín (disfrazado de payaso) para entregar… un huevo Faberge, justo antes de fallecer.
Poco después, Bond es informado del caso por M (que aquí es interpretado por primera vez por otro actor, Robert Brown, ya que el fiel M habitual, Bernard Shaw, había fallecido) para que se ponga a trabajar: se cree que hay una red de falsificadores de huevos de Faberge, y que estos podrían ser los rusos en su intento de financiar nuevas ofensivas militares. Bond seguirá la pista hasta una subasta de huevos Faberge donde conoce a Kamal Khan, un príncipe afgano que parece realmente interesado en conseguir huevos Faberge…
Mientras tanto asistimos a una descojonante reunión en la cumbre del consejo presidencial ruso, donde el líder militar, el general Gogol, opta por plegarse a las exigencias de paz de la OTAN, y seguir introduciendo el comunismo en el mundo mediante el diálogo y la diplomacia, y no por medio de la violencia y la guerra. Estas nuevas formas pacíficas no son del agrado del general Orlov (el excelente secundario ochentero Steven Berkoff) un sanguinario militar que apuesta por una sarta de matanzas, guerras y conquistas para recuperar el esplendor de la antigua Unión Soviética. Orlov está tras la trama de huevos Faberge comprados y falsificados, y se ha aliado a Kamal, y a una misteriosa mujer que vive recluida en una isla donde solo habitan mujeres: Octopussy (Maude Adams). Hay que recordar que la Adams es la única fémina que ha repetido en la saga Bond; en El hombre de la pistola de oro era la amante y cómplice del villano Francisco Scaramanga (el llorado Christopher Lee) aunque al final caía en los brazos de nuestro agente secreto favorito, y pagaba por ello con su vida; aquí interpreta a la enigmática Octopussy, cómplice de los villanos, pero también posible aliada de Bond.
Octopussy ha estado considerada durante mucho tiempo como un punto bajo en la saga, un título mediocre incluso; no diría tanto. Para mi es una película con mucho encanto, a pesar de que el aura de decadencia que la rodea es innegable: la saga estaba acercándose peligrosamente a un nuevo punto muerto, con un Bond que cada entrega era más viejo y que corría el riesgo de perder el favor del público… a pesar de las críticas y de la mala prensa que ha llegado a tener, Octopussy fue un éxito relativo, aunque no tan grande como la película anterior, recaudó 68 millones de dólares, a los que hay que sumar la promoción, alquileres, etc. No esta nada mal, teniendo en cuenta que a Octopussy la tocó competir en taquilla con el mismísimo Sean Connery en el papel de Bond, mediante la entrega no canónica de Nunca digas nunca jamás (de la que hablaré al final de este especial). A pesar de que Nunca digas… tuvo un presupuesto mayor que Octopussy (36 millones) la entrega canónica ganó por mucho, ya que la entrega de Connery ni siquiera llegó a doblar su recaudación, obtienendo solo 55 millones.
Aunque todo parecía indicar que Roger Moore iba a bajarse del carro, felizmente no fue así. Se quedó para rodar su canto del cisne, Panorama para matar, estrenada en 1985 y dirigida (como todas las que atañen a esta época) por John Glen. Fue lo mejor que podía haber pasado; pues, si Octopussy tenía su encanto, era demasiado “poco espectacular” para despedir a un actor que había rodado 7 de los más populares títulos de la franquicia. Panorama para matar tiene “algo”, quizás auto-consciencia de lo que es, una despedida, que la hace ser una película más fresca, más natural, mejor llevada, que las anteriores.
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La película contó con un presupuesto ligeramente mayor que la anterior, de 30 millones, y con un reparto lleno de caras conocidas: el gran Christopher Walken, que se declaraba admirador de la saga, desde que viera de niño Desde Rusia con amor, participó como villano Bond (David Bowie y Sting fueron planteados para el papel), el temible Max Zorin; la… hm, actriz Grace Jones era su sicaria May Day; a Patrick McNee, en fin, le tocaría ser su aliado, el (como no podía ser de otra manera) aristocrático Sir Godfrey Tibbett. La chica Bond de turno es, desgraciadamente, lo peor de la función; Tanya Roberts es tan guapa como mala actriz, llegando incluso a estar nominada a los premios Razzie. Nuestro amado Dolph Lundgren sale aquí interpretando un pequeño papel como agente ruso.
La historia se adapta a los tiempos; aquí el peligro no son ya los misiles nucleares ni los complejos dispositivos tecnológicos mortales de dudosa aplicación práctica en la realidad, sino la informática y los microchips, cuyo control dará poder y riqueza a quien quiera que los controle.
La historia comienza con la muerte en Siberia del agente 003, que llevaba consigo unos microchips, lo que lleva a Bond a investigar; una compañía que trabajaba para el gobierno británico en el desarrollo de microchips especiales ha cambiado de manos, pasando a ser propiedad de Industras Zorin, y en las altas esferas se sospecha que hay espionaje, por lo que 007 decide investigar sobre el terreno.
Bond aprovechará la pasión / negocio alternativo de Zorin, las carreras de caballos, para introducirse en su mundo. Sospechando que Zorin practica dopaje a sus animales, Bond investiga y descubre el procedimiento que se lleva a cabo para ello: microchips implantados en los animales que liberan una carga de droga en el momento preciso para que los animales hagan un último esfuerzo.
No dejan de ser interesantes las motivaciones y orígenes de Zorin (su madre, junto con muchas otras, fue inoculada con esteroides durante el embarazo por científicos nazis que trataban de crear niños súper inteligentes, teniendo exito... aunque el efecto secundario era que todos los niños eran psicópatas puros) ni sus maquiavélicos planes (destruir Sillicon Valley para hacerse con el monopolio mundial de microchips) muy de la época, cuando la informática empezaba a salir de los laboratorios universitarios y las empresas para ser conocida por el hombre de a pie.
La película tiene varias escenas antológicas, como la persecución-tiroteo en la Torre Eiffel, o la tensión final en el Golden Gate, el zeppelin de Zorin... como curiosidad, Moore invitó a Maude Adams al rodaje y esta hace un breve cameo, convirtiéndose en la única persona fuera del "team Bond" (M, Q, Moneypenny) en aparecer en tres filmes distintos.
Panorama para matar recaudó 13 millones de dólares solo en su fin de semana de apertura, con una recaudación final de 50 millones, más los alquileres y demás hacen casi 150 millones, en una época en la que el formato doméstico y el videoclub se convertían en una fuente alternativa de ingresos a la taquilla, totalmente válida para sacar otro chorrillo de billetes verdes.
La película tiene también mi intro favorita de toda la saga, con el GRAN TEMAZO de Duran Duran "A view To kill" que fue número 1 en USA por aquella época. Al final, Roger se despidió con una entrega que para mi, si bien no la coloco entre las mejores, es "casi" de las mejores, entretenida, con el punto justo de locura y MUY disfrutable. Lástima de chica Bond sosa. También aquí se despide Lois Maxwell como Moneypenny, uno de los integrantes más fieles a la saga junto con Q; la mujer ya estaba muy mayor y dejaba mucho que desear como "coqueteo" y amor pletórico de Bond. La actriz "sobrevivió" a tres Bonds, aunque en las últimas entregas en las que apareció ya metían a una "ayudante" jovencita en el despacho como intento de no echarla del todo, finalmente le tocó abandonar el barco.
Y en 1987 entra Timothy Dalton... uno de los Bond más breves y polémicos de la franquicia. Dalton ya fue candidato en firme para sustituir a Connery en 007 Al servicio de su majestad, pero su corta edad (25 años) hizo que se le denegara la ocasión.
Hubo dura pugna por quién interpretaría al agente secreto en relevo de Moore: Pierce Brosnan era uno de los favoritos, pero su juventud, y su compromiso con la serie televisiva que le dio la fama, Remington Steele, hicieron que finalmente se le desechara. Sam Neill también estuvo "nominado" a ponerse el esmoquin y recoger el Martini y la Beretta, pero finalmente no convenció a los productores de su idoneidad. Anthony Hamilton fue otro que sonó fuerte, pero al que no llegaron a coger, según la versión de los productores, porque era rubio (cachondeíto, Moore era "casi" rubio, y décadas después hubo las mismas críticas cuando se anunció a Craig para interpretar Casino Royale). Según Hamilton, se le descartó por ser homosexual (sic).
Rodada en 1987 con 30 millones de presupuesto, 007 Alta tensión cuenta la historia de cómo Bond ayuda al general Koskov a desertar del bando ruso para pasarse al lado de los británicos; una puesto en manos aliadas, Koskov les explicará que su superior, el general Pushkin (interpretado por el gran John Rhys Davies) es un maníaco que pretende asesinar a todos los agentes secretos británicos que caigan en sus manos, y tiene ya una lista de nombres a liquidar, entre los cuales se incluye el de Bond, por supuesto. Poco después, Koskov es aparentemente secuestrado de las manos de los británicos en una operación en la cual muere varias personas. Bond empezará a oler a chamusquina, y a investigar por su cuenta..
Al igual que pasaba en Solo para sus ojos, estamos ante un giro de guión con cambio de roles, pues es Koskov (el supuesto aliado que parecía destinado a hacerse amigo de Bond) el fanático espía ruso que pretende cargarse a los espías británicos, y Pushkin, el supuesto carnicero, es inocente.
Bond logrará la ventaja al hacerse con la amiguita de Koskov, Kara (interpretada por Maryam d'Abo, cuya primera película fue la inclasificable serie Z Xtro) una destacada violinista a la que Koskov protege. En cierta forma, siempre he visto en el esquema de Alta tensión, un pseudo remake de Solo para sus ojos en este aspecto.
Con todo, esta me parece una de las mejores películas de Bond, a pesar (o quizá precisamente por) estar ambientada en la Guerra fría, con rusos malosos que pretenden desinformar y destruir al servicio secreto, pero sin malos megalómanos ni grandes planes absurdos de conquista mundial; quizá es eso lo que la hace especial, es una película mucho más "terrenal" (dentro de lo que una película de la saga Bond puede serlo). La taquilla estuvo de acuerdo, y en su estreno, Alta tensión recaudó casi 200 millones de dólares, confirmando a Dalton como un Bond solvente, y la saga con aparente salud, mejor que nunca.
Carisma es, sin embargo, lo que algunos aseguraban que le faltaba a Dalton. Tras una generación entera creciendo con el Bond "blando" y divertido de Moore, Dalton resultaba un tipo mucho más seco y duro, con sus puntitos de humor inherentes al personaje, pero infinitamente más violento, en suma, algo más parecido a lo que creíamos que podía ser un agente secreto de la vida real. Para mi, es un muy buen Bond, no digo más; abrió el camino a Daniel Craig (con quien me parece, comparte muchas cosas, sobre todo cierta sequedad, aunque en Craig es mucho más pronunciada). A pesar de las protestas, la película gustó, y el éxito propició que Dalton siguiera siendo la cara visible de la saga.
A finales de los ochenta, la "guerra fría ochentera" entre EEUU y Rusia, que había inspirado películas de todo tipo (desde Amanecer rojo a Rocky IV) terminó. Los productores de la franquicia Bond decidieron olvidarse del "rollito Moscú" en la siguiente entrega, y buscando un nuevo referente en villanía, decidieron que Bond se enfrentaría al narcotráfico en la siguiente entrega, estrenada en 1987: Licencia para matar.
Licencia para matar es uno de los títulos menos Bond de la saga, pero al mismo tiempo es uno de los más fascinantes; tenemos a un 007 que deja de serlo para perseguir venganza; salvaje, impulsivo, en suma, humano, mucho más interesante que el robot obedece-órdenes que muchas veces es; a pesar de todo, eso no gustó a casi nadie.
La película se rodó en Florida y méxico (inicialmente iba a rodarse en China) con un presupuesto de 32 millones de dólares. La historia cuenta como Bond acude a la boda de su mejor amigo, el agente de la CIA Félix Leiter; por el camino les avisan de que el narcotraficante más importante y peligroso de esta época, Frank Sanchez, ha salido de su refugio para ir a las Bahamas. En una (improbable) persecucion, que es de lo poco que no me gusta de la película, Bond y Leiter logran capturarle con ayuda de la agencia Anti-droga, pero un agente corrupto le ayuda a escapaz. La mujer de Leiter es asesinada durante la luna de miel, y este es destrozado al ser dejado a merced de un gran tiburón blanco, aunque finalmente sobrevive.
Tras enterarse de la tragedia, Bond exige ocuparse de Sánchez, pero M le dice tajantemente que eso es imposible, que el caso pertenece a la DEA y que hay otra misión esperándole. Bond se olvida del honor y la patria, abandonando el servicio para perseguir al narcotraficante por su cuenta. Contará, en su venganza, con ayuda del fiel Q, que acudirá a proveerle de los chismes habituales; y de Pam, una agente del CIA que había estado de incógnito trabajando en la organización.
Probablemente haya pocas cosas menos "románticas" que el tráfico de drogas, pero a pesar de todo, funciona; el villano, Sánchez, está interpretado por otro secundario competente, como es el simpático Robert Daví; un narco que se ha apoderado de todo un país (el ficticio Isthmus) comprando a su Presidente, a su policía, a sus funcionarios... y pretendiendo establecer un monopolio del tráfico de drogas en todo el mundo.
En la película aparecen varios secundarios conocidos, como un joven Benicio del Toro, Anthony Zerbe, o el famoso cantante y actor Wayne Newton, que aquí interpreta a un telepredicador de Isthmus.
La película estuvo rodeada de pequeñas "casualidades" y accidentes, que llegaron a correr rumores de que el rodaje estaba maldito; famosa es la foto de la mano de fuego, que aparece en una escena en la que se hace chocar dos camiones; la foto no se incluye en la película, pero sí está en los extras del DVD:
A pesar de que Licencia para matar es una película muy entretenida y tan competente como otro Bond cualquiera, no tuvo TANTO éxito como la anterior peli de Dalton, recaudando "solo" 159 millones, frente a los 191 de Alta tensión. Un cúmulo de cosas llevaron a la desgracia de que esta fuera la última película de Dalton como Bond: las críticas contra su interpretación, o más bien su falta de carisma, y el que en esta última película se hubieran alejado de la fórmula de la franquicia para ofrecer una cinta en forma de cómic de acción (que para mi es su mayor ventaja, no un inconveniente)... también hubo problemas de derechos sobre la franquicia, que retrasaron seis años la siguiente entrega, Goldeneye; para entonces, Dalton rechazó volver al papel. Brosnan me parece casi el peor Bond que ha habido, pero vamos, para mi no puede, ni de coña, compararse a Dalton... aunque eso es otra historia.
Toca hablar ahora de ese curioso experimento que es Nunca digas nunca jamás; remake de uno de los títulos más míticos de la franquicia, Operación Trueno; la película llegó a existir por un complejo laberinto de problemas legales y de derechos de autor, que venía desarrollándose desde los años 60; Operación Trueno iba a ser inicialmente, la primera peli Bond, y para escribir el guión, Ian Fleming contó con otros guionistas como Kevin McClory; nunca quedó muy claro hasta qué pùnto Fleming tuvo responsabilidad en ese guión; finalmente, el proyecto se paralizó, ya que la productora dejo de estar interesada. Fue entonces cuando aparecieron Harry Saltzman y Albert R. Broccoli. La primera peli en producirse sería Dr. No, y Fleming convirtió el guión que habían escrito a tres manos en su novela (firmada en solitario) Operación Trueno. Los otros dos guionistas de aquel guión original le demandaron, y como resultado, aunque la novela se publicó, el guionista McClory retenía los derechos de los personajes, y la posibilidad de llevar a cabo su propia versión cinematográfica.
Nunca digas nunca jamás tiene en esencia, el mismo argumento de Operación Trueno que casi todos conocemos; Bond es enviado a una clínica para reposar y recuperarse de una mala misión, y allí descubre una extraña conspiración del viejo enemigo, SPECTRA, para robar unas cabezas nucleares que pertenecen a la OTAN. Bond es devuelto al servicio para buscar esos misiles en las Bahamas, donde se encontrará con el agente de Spectra, Largo, y con la amante de esta, Dominó (aquí interpretada por una Kim Basinger en sus mejores días).
Dirigida por Irvin Keshner, aunque la película no deja de ser solvente y de gozar de un reparto adecuado, con caras como la Basinger, el gran Max Von Sydow como Blofeld, o Klaus Maria Blandauer como Largo (sin olvidar a Rowan Atkinson, ejem) la película falla. Para mi es Connery, un gran Connery casi sexagenario, que no estaba en edad de interpretar a un action man; no. La he visto dos veces (una en VHS y otra en DVD) y ninguna de las dos me ha entusiasmado especialmente. La película compitió con el Bond canónico como ya he dicho arriba, y perdió, aunque estuvo lejos de ser un fracaso económico: 160 millones de dólares recaudados. Connery es mucho Connery incluso cuando está en baja forma, y al fin y al cabo, para el público, Connery siempre será Bond.
En la Operación trueno original, McClory apareció como productor principal, a cambio de comprometerse a no usar sus derechos cinematográficos en los siguientes doce años. Finalmente, en 1976 McClory se asoció con Connery para llevar a cabo su propio Bond independiente, cosa que no lograrían hasta 1983. Una larga odisea para una película bastante mediocre.
Hay una segunda parte del texto, sobre el merchandising de la franquicia, que dejo para luego![]()
Viendo el top, está claro que la etapa Moore no te está conquistando. Yo siempre digo que en esta es donde debería haber entrado Timnothy Dalton. Hay un intento de giro hacia una trama más terrenal y realista, y algo más de seriedad (da la sensación de que el humor se ha metido porque el protagonista es Moore), hay cambio de director y estilo... Moonraker habría sido el final perfecto al estilo fallero de Moore (¿a dónde puedes llevar a Bond después de una aventura galáctica?), y la edad ya se le notaba. Dalton habría encajado muy bien en las tres últimas de Moore (recortando el humor, por supuesto, y acentuando la acción).
Hay un momento bastante poco habitual en la etapa Moore, cuando mata al esbirro principal tirando el coche por el precipicio. Parece ser que a Moore no le gustó demasiado, él quería que simplemente no ayudara al esbirro a salir, pero que el coche cayera solo. John Glen tenía claro que quería llevar a Bond por caminos algo más oscuros.
Por cierto, este es el Bond que estuvo a punto de dirigir Spielberg, y a partir de la decepción de que no se la dieran Lucas le ofreció su propia saga de aventuras, Indiana Jones.
I'd imagine the whole world was one big machine. Machines never come with any extra parts, you know. They always come with the exact amount they need. So I figured, if the entire world was one big machine, I couldn't be an extra part. I had to be here for some reason.(HUGO)