
Iniciado por
Brundlemosca
Legalmente, sí: te vuelvo a copypastear lo de antes, de la Ley de Propiedad Intelectual:
Según el artículo 14 de la LPI, corresponde al autor:
Decidir si su obra ha de ser divulgada y en qué forma.
Determinar si tal divulgación ha de hacerse con su nombre, bajo seudónimo o signo, o de forma anónima.
Reconocimiento de su condición de autor de la obra.
Respeto a la integridad de la obra e impedir cualquier deformación, modificación, alteración o atentado contra ella que suponga perjuicio a sus legítimos intereses o menoscabo a su reputación.
Modificar la obra respetando los derechos adquiridos por terceros y las exigencias de protección de bienes de interés cultural.
Retirar la obra del comercio, por cambio de sus convicciones intelectuales o morales, previa indemnización de daños y perjuicios a los titulares de derechos de explotación. Una vez retirada, puede revocarse ofreciendo preferentemente los derechos de autor al anterior titular en condiciones similares a las originarias.
Acceder al ejemplar único o raro de la obra, cuando se halle en poder de otro, a fin de ejercitar el derecho de divulgación o cualquier otro que le corresponda. De forma que cause las mínimas incomodidades al que posea la obra legítimamente, al que se indemnizará, en su caso, por los daños y perjuicios que se le irroguen.
Vale. Imagina que has escrito un párrafo donde te has documentado mal y la has cagado, quedando fatal. Te das cuenta tiempo después y tienes ocasión de cambiarlo con motivo de una nueva edición. Ese fallo te carcome y, aunque los demás no se dan cuenta y les gusta tu obra, a tí te reconcome. Quieres cambiarlo porque ahora eres famoso y vas a pasar a la posteridad por tu obra... Peeeero ya no puedes cambiarlo. Estás obligado a dejar el párrafo con esa cagada que te pudre por dentro porque la obra salió así la primera vez. Acarrearás ese fallo para siempre. Injusto, ¿no? Otra situación: Te dan la opción de publicar tu obra; al editor le gusta, pero siente que le falta sexo. Te la publica si metes una escena de lesbianismo. Lo haces, pero ese pasaje te reconcome todos los días de tu vida. Es un pegote impuesto: tu obra no debería ser así. Pasan los años y eres respetado y conocido. Ahora tienes la ocasión de que, si esa obra se reedita, será sin esa maldita escena.... Pero ya no puedes, porque se editó así en su momento y a la gente le gusta. Serás para siempre el escritor de la escena de lesbianismo tórrido más gratuita de la historia. Y tú tan contento, ¿verdad? La historia ha triunfado y la humanidad está mejor preservando una obra con un pegote que no gusta a su autor. No, claro, también puedes publicar tu versión siempre y cuando sea un extra de la buena, la que tiene las tías magreándose sin venir a cuento.
Pues ya te digo yo que, si acabas teniendo éxito como autor o tienes alguna experiencia negativa con editores, ya verás como no te va pareciendo tan mal lo de los derechos de autor.