Si bien es cierto que últimamente todo el mundo ve woke hasta en la sopa, que esta Café Olé Nieves iba a ser wokista a tope ni cotiza, ya desde el principio la petarda de la protagonista no paraba de dar la brasa con que ni de coña iban a respetar la visión clásica de la película original y que aquí empoderamiento a tope.
Y que los enanitos iban a tener que apretarse el mandilin, ni cotiza. Que lo de la mujer y las tareas del hogar es muy de los 50.
Yo esperaré a la versión equivalente a la de Ricitos de oro de Los Simpsons.