Un mago nunca llega tarde, Frodo Bolsón. Ni pronto. Llega exactamente cuando se lo propone.
Hay gustos para todo,pero a mi no me parece que sea tampoco una Obra en plan Solaris,donde puedes ver planos fijos
"para mi preciosos,como para entrar a vivir en ellos"muy extendidos,en esta Blade Runner no note NADA,
creo que depende al Cine que estes acostumbrado notaras mas o menos eso.
Yo entre mañana y el miercoles haber si puedo ver BR y El Muñeco de Nieve
He estado BLACKOUT total frente a cualquier comentario de BR
Cuando uno habla de una decepción tiende a ser tímido o categórico, y así, quizá también excesivo, o, en cierto modo, egocéntrico. Cualquier persona que lea aquí que este film -para mí- ha sido una decepción puede enfocarlo fácilmente desde el usual prisma dicotómico en el cual siempre hay gente a favor -y gente en contra- de cualquier corriente masiva. Pero, como espectador, a la hora de sentir esa decepción, mi fallo -o mi exceso- ha sido otro. Ver la película original en la sesión anterior.
Porque ver "Blade Runner" en pantalla grande, en una sala grande, con una calidad de imagen ejemplar, y un sonido que sobrecoge, es una experiencia cinéfila que tiene tanto de sensorial como de intelectual. Obligándote a su finalización a emplear expresiones tan manidas y tendenciosas como "obra maestra". Más que nada, porque, además de constituir un hito per sé como objeto fílmico, también enseña a los demás. Porque trasciende tanto en el fondo como en la forma. Porque llega a ser todo lo que debía o hubiese deseado ser.
Su riqueza estuvo en el encuentro resplandeciente de un autor, un guion, unos actores, un compositor, una fotografía, y una aportación voluntaria, casual o azarosa, minuciosa pero brillante, en cada aspecto que conforma un film. La conjura de un encuentro inintencionado donde cada uno dio lo mejor que tenía, y juntos, hicieron algo mejor-que-lo demás. Vertebrado de tal manera que, desde lo intangible donde se ancló cada uno de esos aspectos, la película adquirió alma, un alma propia materializada en una historia.
Es luego, con los años, cuando, a veces, las personas se plantean dudas, las comentan, el paso del tiempo resulta implacable en sus vidas, en sus rutinas, y en sus paisajes, en lo que se queda y lo que se lleva; y en el eco de esas conversaciones -por momentos- llegan a reverberar elementos que vieron de pequeños –o más jóvenes- en el cine, y que entonces (aún) no sabían interpretar. O valorar. Esa trascendencia existencial confundida con poesía en medio de una aventura emocionante.
Por eso tener tan fresca la película anterior, no sólo en términos de argumento, sino en todo lo implícito -y fílmico- que te aporta, tener aún en la retina, o en el paladar, las sensaciones, pequeñas emociones personales o estéticas, y esa inercia oscura, redonda y original, es un fallo que quizá me llevó a restar mérito al nuevo film, y no facilitarle cierta implicación.
O quizá no.
Si se analiza Blade Runner 2046 con un escalpelo no resultaría nunca un film fácilmente criticable. Uno por uno, todos los elementos que lo forman demuestran talento, adecuación, y presencia. Incluso coherencia. O respeto. El director es un autor de mérito, reconocido y recomendable, los actores jamás desentonan, la fotografía se ofrece espectacular, y la banda sonora -aun renunciando a intentar el imposible de equilibrar con su presencia la sombra de la obra de Vangelis- sabe ser suficientemente inteligente para limitarse a ser lo que la película necesita, sin más.
Blade Runner 2046 posee imágenes con mucha fuerza, de esas que posibilitan cierto eco tras de sí, que abandonan la posibilidad de limitarse a ser un decorado de cartón piedra para intentar dotar al film de un propósito concreto. Una autoría. Porque esta no es una secuela meramente industrial.
No obstante, la continuación que propone Villeneuve, aun juntando todos estos elementos, no llega a ganarse su alma. Personalidad propia aún como secuela, aún tomando todo lo que implica su reconocible lugar de partida. Se limita a estar, a cumplir. A seguir una receta fantástica y minuciosamente elaborada, siguiendo incluso su manual de estilo. No a cumplir como moneda de cambio, u objeto de un solo uso; sino cumplir en el contexto en el cual para hacerlo -tras Blade Runner- hacía falta un paso no convencional. No industrial. Ir más allá. Y Villeneuve es un cineasta.
Quizá algo faltó, o quizá haya llegado a un punto de agotamiento, pero “Blade Runner” posee cosas de la magnífica “Incendies”, incluso de “La llegada”, pero no consigue ir más allá de un ejercicio en el cual se pone en liza todo lo alcanzado o ensayado antes. En su carrera como director. En “Blade Runner” como film. Pero sin alma en sus imágenes. Sin una posible reverberación hablando de noche muchos años después. Sin poesía.
¿Quién vive?
Q: "I'm your new quartermaster"
007: "You must be joking"
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CLAUDIO: "Lady, as you are mine, I am yours"
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EISENSTEIN: "I'm a boxer for the freedom of the cinematic expression" -"I'm a scientific dilettante with encyclopedic interests"