Aunque las tres colaboraciones con Wyler fueron obras maestras (JEZABEL (1938), LA CARTA (1940) y LA LOBA (1941) - las dos primeras para la Warner y la segunda para Goldwyn -) no debemos olvidar las que rodó para directores hoy poco recordados pero francamente atractivos (que no guapos
) como Edmund Goulding o Anatole Litvak.
Y me gustaría mencionar, dado que servidor tiene un post dedicado a Terence Fisher y la Hammer, que uno de sus últimos mejores títulos fue A MERCED DEL ODIO (1965), de Seth Holt.