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Branagh/Doyle
Gran post, Yeruid.
Sabes que el placer es mutuo. De hecho me gustaría que tuviésemos oportunidad de conversar más a menudo. Entiendo perfectamente lo que te sucede con la partitura de Montes.
Para mí los temp tracks son el demonio, aquí pienso como Danny Elfman, aunque ciertamente muestran de que pasta esta hecho el compositor a la hora de tener que enfrentarse a ellos, tal cómo dices.
Lo ideal sería que no existiesen, en mi opinión. Desplat, por ejemplo, dice que los únicos directores que no los emplean con él son Polanski y Wes Anderson.
De hecho, el caso de Wes Anderson es excepcional. Comentaba Desplat que el director tiene ciertas nociones musicales, y sabe leer partituras, de modo que le suele pedir bosquejos de lo que va escribiendo para familiarizarse con la música y el ritmo interno de las piezas y que el rodaje y el ritmo de las secuencias se vea impregnado por ellas, lo que repercute luego en el montaje/edición. Como resultado, el cine de Anderson suele ser muy musical.
Respecto a Xalabarder, siento por el el máximo respeto y admiración. La labor que hace MundoBSO en España con respecto a la música de cine (las reseñas son casi lo de menos), y me atrevería a decir el propio Xalabarder en la Universidad, no la hace nadie más en nuestro país, dicho esto con toda la consideración hacia los demás profesionales, por supuesto.
Es alguien tremendamente exigente, coherente con sus principios y que no se ha callado nunca, lo que más de una vez le ha metido en problemas. Pero si considera que tiene que disculparse lo hace, ahí está el editorial sobre Montes y su desafortunada interpretación al piano de su propia música, que tanta polémica absurda (esta si), trajo.
Con Patrick Doyle es muy duro de un tiempo a esta parte, y en cierto modo yo creo que le sucede lo que a mí.
Cierta tristeza, e incluso rabia, puesto que hablamos de un compositor cuyo nivel fue máximo (tanto musicalmente como cinematográficamente, Doyle fue un gran ejemplo de compositor cineasta, ). durante algo más de una década, y que lleva desde que falleció Larry Ashmore bastante perdido, salvo honrosas excepciones.
Por ejemplo, Death on the Nile está bien, bastante bien incluso, pero "bastante bien" a la hora de hablar de Doyle, deja cierto sabor agridulce.
No sé si me explico.
Es cómo me dijeron compañeros del foro hace algún tiempo. Los diez años de esplendor de Doyle puede que estén a la altura de los más grandes, pero en conjunto no se puede poner a Doyle a la altura de Williams, Herrmann, Morricone y demás, porque Doyle dio lo mejor de si mismo durante una década... y los otros durante varias décadas.
Duele, pero llevan razón.