Uno de los principales problemas con el que me encontré es, precisamente, la inverosimilitud de demasiados aspectos. Yo no veo Downton Abbey para ver gente vestida, peinada y maquillada como en el siglo XXI, sino como en esa época de entreguerras. Pero esa es sólo es una anécdota de las libertades que se toma Chazelle. A estas tenemos que añadir algunas incongruencias:
Vemos a Brad Pitt cayéndose de la terraza de su casa y cayendo milagrosamente seis o siete metros más allá en la piscina boca abajo. En la siguiente escena vemos a Diego Calva caminando junto a la piscina y resulta que, entre la terraza y el borde de la piscina, hay como dos metros de distancia. Prueben ustedes a caer de espaldas de una terraza, que su cuerpo sea frenado por chocar contra unas tejas e intentar no estrellarse sobre el hormigón.
La escena de la serpiente es de vergüenza ajena. No ya el estúpido comportamiento de la protagonista o del padre, sino todo lo que sucede. Vemos a Margot Robbie con convulsiones y espuma por la mordedura nada menos que de una serpiente de cascabel y, se supone, en medio del desierto. Todo se soluciona cortándole el cuello a la actriz, como si no estuviese en esa zona la carótida o la yugular. Se recupera en segundos. Milagro. Una mordedura en el cuello de una cascabel, en 1920 y a kilómetros de un hospital me temo que no sería una buena noticia para nadie. Para rematar el festejo, vemos como un vehículo (sin saber por qué), atropella violentamente a Brad Pitt, que vuela por los aires. En la siguiente escena no está hospitalizado ni se hace mención a ese incidente. Curioso. Yo ya estoy acostumbrado a las tonterías de ciencia ficción tipo John Wick donde las personas son atropelladas o caen desde diez metros sin que se molesten más que en quitarse el polvo, pero al menos se basan en cómics y tengo que aceptar pulpo como animal de compañía. En este caso me temo que no.
La escena del "cambiazo" del dinero es más que sorprendente. Tengo que aceptar que una persona que no tiene ningún problema cerebral cree que puede engañar a la mafia como se engaña a un niño... Pero lo mejor es el ajuste de cuentas. El sicario mata a un señor que estaba por ahí y al encargado del atrezo pero le perdona la vida a Diego Calva, que justamente está en el centro de la habitación y que es quien ha hecho el engaño al mafioso. ¿Por qué? ¿Porque se orina en los pantalones y le da pena? Cualquier sicario sabe que si no cumple su trabajo será él el eliminado. Lo hemos visto en mil películas. Es literalmente increíble.
Y antes de eso hemos visto a estos personajes escapando de los disparos de cuatro o cinco personas a cuatro o cinco metros de distancia y no reciben ni un rasguño. Sorprendente. Lo mismo que sorprende la velocidad con que se quitan los mafiosos de en medio al cocodrilo. Ni se ve ni se explica, pero todos los personajes, perseguidos y perseguidores, llegan prácticamente a la vez a la superficie
Aparte de las incongruencias que me sacan de la película, existen cuestiones del guión que son para mí incomprensibles:
Nunca debes introducir historias que no aporten nada a su transcurso general, y esto pasa precisamente con el personaje del trompetista. Si quitamos esta historia en nada afecta al transcurso general de la película. Sólo interactúa dramáticamente con Diego Calva en la escena del betún. El resto son conversaciones inanes con miembros de su banda o breves frases con otros personajes. Ni tiene dramáticamente nada que ver con el personaje de Brad Pitt ni con el de Margot Robbie. Lo mismo pasa con Eric Roberts y su personaje. Si quitamos sus escenas, en nada afecta al núcleo de la historia. Con estos personajes fuera, tenemos media hora menos de metraje al menos. Otra cuestión es si el director ha tenido miedo de ser acusado por no incluir personajes de otras razas. Este tema me parece que sí explica la historia endeble del trompetista o la tangencial de la actriz asiática (bueno, a esta le perdono su homenaje a Marlene Dietrich).
Por último, la historia de amor es bastante increíble. El personaje que interpreta Diego Calva coquetea con la Sra. Robbie al comienzo y luego él puede ver con sus propios ojos no sólo la estupidez de la serpiente, sino la relación lésbica con una actriz. Incluso el tema sale publicado en la prensa, así que no hay dudas sobre ésto, pero se supone que él sigue enamorado de ella...¿En razón a qué, si ella no ha tenido ningún gesto ni medianamente humano? Es, como el personaje de Yo, Tonya, una descerebrada con algo de talento, pero poco más. Ni clase tiene.
Y este es otro de los problemas de la película: la vulgaridad ensalzada, como un bien en sí mismo. Es un cambio sorprendente en la filmografía de Chazelle, que hasta ahora no había tenido estas "tendencias". No sé si está cansado de su estilo y quiere buscar algo nuevo, pero creo que este camino no es el más adecuado, simplemente porque está siendo insincero consigo mismo. No me creo que alguien que ha diseñado los finales de La la land o Whiplash pueda sinceramente tener interés en hacer un primer plano del esfínter anal de un elefante. No me lo creo.
Y aún así, y ya es mérito, no puedo considerarla una mala película. Tiene fuerza gráfica porque el director conoce el oficio, pero creo que es necesario que deje el trabajo de guionista a quienes tienen más pericia en ese arte. No todos pueden ser Orson Welles.
Finalmente, en mi opinión, lo mejor de la película es
esa sincera y cruel conversación entre la periodista y el personaje de Brad Pitt, pero precisamente porque nada tiene que ver con el tono general de la película. Es una escena pausada, dura y muy reveladora, pero no hay gritos, ni música, ni excesos. Sólo dos personajes a tumba abierta. Dan esos dos actores (sobre todo ella) todo un recital de interpretación en cinco minutos. Lástima que el resto no tuviese esa tensión narrativa. Vuelvo así de nuevo a recalcar que sólo me atrapa de la película la historia que interpreta Brad Pitt; el resto es desechable.
Y, sí, lo reconozco: la volveré a ver cuando esté disponible en versión física. A pesar de los pesares, a Chazelle siempre le dejo el margen de la duda.