La diferencia entre Avatar y Jurassic Park es que, más allá de las interpretaciones (los niños efectivamente son horribles y Laura Dern es un esperpento, aunque les tenga cariño), ofreciá algo novedoso.
A mí ver a los dinosaurios interactuando con los humanos de esa manera (y ojo, que evidentemente ha perdido pero sigue aguantando el tipo MUY BIEN -mucho mejor que El Mundo Perdido-) me sigue pareciendo algo mágico.

Sin embargo en Avatar, tras la avalancha de bichos y mundos digitales (Star Wars, LotR y sucedáneos) ya no me impresiona ni me emociona. No me hace sentir nada salvo.

Y el problema de Avatar es que si visualmente no te deja pasmado automáticamente vas a que al menos la historia te emocione y te diga algo... y tampoco. Pero no porque esté muy vista sino porque no hay pasión a la hora de contarla: es un cliché tras otro, una historia de manual sencilla y simplona al servicio de una imaginería visual a la que yo no le veo ningún aliciente.

¿Es efectivo? Evidentemente, negar eso es ser idiota y más viendo la cantidad de fans que tiene y lo bien que ha funcionado en taquilla. Pero eso no es indicativo de calidad, es lo que te decía de Los40 Principales.

AVATAR no es una mala película. Una mala película es El Sonido del Trueno. Una mala película es Percy Jackson y el ladrón del rayo. En Avatar todo es plástico, pero es plástico resistente y quitándote ciertos prejuicios de encima no resulta insultante (como resultan otras).

Pero no deja de ser eso: plástico. De colorines y en 3D. 2012, por seguir con el ejemplo, al menos me arrancó más de una carcajada. Y en el cine aplaudimos más de una vez.

En AVATAR me daba igual lo que pasara, sólo quería que pasara YA.