Estaba yo esta tarde tendiendo la ropa cuando me he acordado de las ocasiones en que me han atracado, y he pensado en que no estaría mal que contáramos aquí nuestras experiencias en el papel de víctimas de atracos.
Así, además de contar anécdotas, se podrían dar consejos sobre la forma de evitar (en la medida de lo posible) estas situaciones, así como las pautas de comportamiento recomendables en las mismas. Veremos si es un buen tema para un hilo.
Y para empezar, cuento yo dos que me pasaron:
1.- Hace unos años, iba yo por la calle con dos amigos, cuando nos vienen dos chavales, uno mayor que nosotros y el otro de nuestra edad. Uno de ellos dijo que yo le pegué una vez en su instituto, lo cual era mentira, ya que yo no le había visto en mi vida. El otro me empezó a preguntar por qué le había pegado y comenzó también a exigir información a mis dos compañeros de adónde íbamos y esas cosas.
Tras un rato de cháchara, nos amenazaron con darnos una paliza. Nos dijeron que les enseñáramos los relojes. Mi amigo de la izquierda no tenía. Yo enseñé la muñeca derecha (el reloj lo tenía en la izquierda). Mi amigo de la derecha, se saca orgulloso la mano del bolsillo y les enseña su reloj nuevo, mientras dice: "mira, es Casio".
Conclusión: Al tonto del reloj le dijeron que se lo dieran, cosa que hizo entre lágrimas sin ninguna objección. Al otro le quitaron 700 pesetas y a mí... nada.
2.- Caminaba yo solo cerca de mi casa cuando se me acerca un viejuno con una pinta bastante deplorable. Me pide un cigarro, pero yo no fumo. Se lo digo y se disculpa encarecidamente mientras se va.
Cinco segundos después me viene otro muy parecido y me pide lo mismo. Le respondo de manera similar y me dice "todo lo que lleves para mí?". Yo no le entendí y le pregunté qué había dicho. Me dice: "que todo lo que lleves me lo des". "No llevo nada", le contesto. Me dice: "a ver" y se me acerca a tocarme los bolsillos. Pego un salto mientras grito "los cojones te voy a dar!" y salgo corriendo.
Miro para atrás y el tío está mirándome sin moverse, clavado en el sitio. Al ver eso, continúo andando y al mirar de nuevo, veo al interfecto corriendo hacia mí hasta que cruza una calle sin mirar y no le atropella un coche de milagro. Me puse a reírme de él a lo bestia mientras le echaba la bronca al conductor. Acto seguido me fui andando deprisa bastante nervioso, sin dejar de mirar por encima del hombro.
Bueno, y luego hay otra en la que me llevé un puñetazo por intentar evitar que atracaran a un amigo.
Además, no sé qué pasa, que parece que tengo un imán en la cara, que cuando estoy en la calle con los colegas, los indeseables siempre se me acercan a mí primero, o soy al que más tiempo le dan la brasa. Tendré cara de tener pasta... (No mirar el hilo de las fotos).