Cuando comento que "parecía un telefilm", no estoy diciendo que lo sea. Obviamente, la franquicia goza de medios y de más presupuesto que un telefilm, (como los que comentas), pero aún así, es la que tiene un look o acabado menos cinematográfico y más pobre de toda la franquicia del Mundo Mágico.
La recreación del Ministerio de Magia, Grimmauld Place, etc, es debido a la magnifica labor de Stuart Craig como Diseñador de Producción en toda la franquicia, que es de lo mejorcito de la misma. Para mi deberían de haberle reconocido su trabajo cuando finalizaron las pelis de Potter con al menos una nominación a los Oscar, como Mejor Diseño de Producción.
El look menos cinematográfico y más telefilmero viene por otros motivos:
David Yates es un director principalmente de televisión, y su experiencia en films de alto presupuesto era nulo. Otro problema es el cambio de guionista. Steve Kloves había sido el guionista de los cuatro filmes anteriores, y por primera vez es sustituido (en este caso por Michael Goldenberg). Si a eso le unimos una banda sonora realizada por Nicholas Hooper, compositor limitado a series y documentales para televisión, y Mark Day, que hasta ese entonces sólo había sido editor de series televisivas, nos encontramos con un equipo sin apenas experiencia en cine y trabajando por primera vez en la saga. Se nota una barbaridad.
La película se resiente en numerosos aspectos. A nivel visual parece una cinta más digital y telefilmera como comento que las anteriores, debido principalmente a una fotografía de tonos fríos y menor contraste que entregas previas. Y que la composición de planos de Yates aquí, es muy mala. (Como ya he comentado, en el tema de composición de planos, el director irá mejorando con las entregas posteriores que realice, pero aquí, se nota y mucho su casi nula experiencia.)
El guion de Michael Goldenberg tiene un problema serio: la historia funciona como resumen sesgado e incoherente de la novela. No se preocupa por crear una estructura que encadene escenas de forma fluida y cohesiva. Intenta incluir todos los detalles relevantes del libro, pero no les da contexto, simplemente existen. Este error provoca que el espectador casual que no ha leído los libros se sienta confundido por detalles que no parecen aportar demasiado a la trama y a los que no se les da peso durante la cinta.
La banda sonora es una composición demasiado ligera, carente de intensidad, e inferior a la de los maestros Williams y Doyle. La música es una pieza clave en una película, y Hooper realiza un mero acompañamiento musical insustancial que despoja al film de épica y emoción.
Mark Day, es junto a Yates, lo peor de la franquicia.
Como editor realiza transiciones bruscas entre escenas, breves insertos que no funcionan por no desarrollarlos en secuencias anteriores, elipsis que ocultan reacciones, (la hospitalización de Arthur Weasley, la forzada aparición de la Oclumancia, la charla Harry con Dumbledore al final hablando de la profecía), son algunos ejemplos del mal uso del montaje que en vez de dar unidad y transmitir emociones, provocan lo contrario.
El clímax de la peli funciona más o menos en lo que a edición y dirección se refiere, con los enfrentamientos entre los mortífagos y la Orden del Fénix.
La batalla está bien rodada, aunque algo corta y sin suficiente urgencia narrativa. El enfrentamiento entre Voldemort y Dumbledore deja una sensación similar. Un espectáculo demasiado breve.
El CGI en la Orden de Fénix, en comparación con el de las otras películas, en muchos momentos es muy malo.
Los centauros, por ejemplo, todos se ven con un CGI barato y muy falsos.
Y el más cantoso y evidente, el peor CGI de la película es Grawp, el medio hermano gigante de Hagrid. Al mismo nivel que el Trol de la Piedra Filosofal. Y aquí estamos en 2007, no en 2001 como en la otra, así que aún peor.
Por todas estas cosas, tiene ese aspecto de telefilm que comento.