Tema: El crack

Si alguien me preguntase cual es mi película española preferida de todos los tiempos, le diría que El crack, y El crack Dos. Dirigidas por Garci en 1980 y 1983, nos cuentan una historia de cine negro que, hasta hace poco, yo creía impensable en España. Con seriedad, con sobriedad, con gran calidad técnica y tomándose en serio a si misma en todo momento. Y para más inri, protagoniza Alfredo Landa, en el que, no me cabe duda, fue el papel de su vida.
La película comienza con Landa cenando en un bar de carretera, con bigote y ropa de la época. En un primer momento, y aunque conozcan el argumento de la película, es inevitable esperar que Landa haga alguna gracia de las suyas, típicas en las películas de cateto que tan bien protagonizaba... pero no. Dos tipos entran en un bar, armados con navajas y barras metálicas, y tras vaciar la caja y robar a los clientes, empiezan a amedrentarlos. Pero Landa sigue sentado, comiendo su ternera, impasible, hasta que los ladrones se acercan a él. Tras propinarle un buen golpe con una pistola a uno de ellos en la entrepierna, apunta al otro, y tras obligarle a devolver lo robado, les ordena largarse y sigue tranquilamente con su cena, rechazando el agradecimiento del dueño y preguntándole que hay de postre. Hemos asistido a una escena tipo "Harry el sucio" que no solo ha conseguido evitar el riículo, el sonrojo, sino que ha quedado espléndidamente rodada y convertida en toda una declaración de intenciones. Y no ha sido nada, quedan todavía casi dos horas de película.
Se nos presenta la vida del personaje, Germán Areta, antaño excelente policía que se retiró por motivos nunca explicados, y ahora lleva una agencia de detectives. Un cliente le encarga buscar a su hija, que se fue de casa, pero pronto queda claro que Areta se encuentra ante algo más que una simple fuga juvenil, y que ciertas personalidades de la ciuidad tienen interés en que la chica no sea encontrada. Lo mejor de todo es que Germán no es el típico super detective, sino un auténtico sabueso con olfato para su trabajo, y un verdadero hijo de puta capaz de dar dos hostias bien dadas sin ningún reparo, y actuar con violencia y rapidez cuando la situación lo requiere. También se nos muestra su lado tierno con su compañera, una enfermera, y la hija de esta, a la que Germán tiene un gran cariño. Es increíble como sus gestos, sus actitudes, su forma de comportarse, varían de una situación a otra. En esto, Alfredo Landa se curra una interpretación de primera, dando a su personaje una gran credibilidad en todas sus facetas.
Y la película sigue, presentándonos la vida en España de la época, a través de personajes secundarios, como el "Moro", el ayudante de Germán, el Guapo, un corrupto ex policía (otra buena interpretación de Miguel Tejada) y demás secundarios. La música también resalta por si misma, con un tema principal que suena constantemente en la banda sonora pero sin llegar a cansar, una música muy de cine negro, que remarca en todo momento el mundo corrompido en el que tiene que vivir el honrado protagonista, y su hartazgo de todo lo que le rodea. Y conforme la investigación avanza, tras la muerte de algunos secundarios (una de ellas, especialmente cruel, marca un antes y un después en la película) Germán decide coger el toro por los cuernos. La película se vuelve más violenta, aunque sin abrumarnos con peleas ni sangrías, y nuestro protagonista acaba actuando al otro lado de la ley que antes protegía, visto y probado que las leyes no pueden hacer nada contra la gentuza que persigue. Si, un argumento visto mil veces en el cine, pero que aquí lo tratan como si fuera nuevo. Germán se comporta con más y mas mala hostia, llegando a convertirse en un anti héroe en toda regla con algunas de sus acciones llenas de mala leche

Spoiler:

especialmente la muerte del "Guapo", volado por los aires tras ser utilizado y engañado sin reparos por Areta para llegar hasta el "gran hombre"

Una película sorprendente, que consigue que la tomes en serio y hace lamentar que este tipo de cine no se prodigase más a menudo en nuestro país.
Tuvo una secuela, en 1983, dirigida de nuevo por Garci y contando prácticamente con el mismo elenco de secundarios. Esta vez, Areta es encargado de seguir a un hombre que, misteriosamente, ha dejado a su pareja sin ninguna explicación, y acaba involucrándose en una red de medicamentos ilegales. Aunque es algo más exagerada que la primera parte, sigue siendo una muestra de cine negro perfectamente llevada, con los personajes comportándose consecuentemente a como lo hacían en la primera parte. Quizá su único problema es que ya no tiene el "elemento sorpresa" que poseía la primera. En cualquier caso, dos películas excelentes, de género negro, bien hechas y de nuestro país. Y encima, con dos cojones, con Alfredo Landa, acostumbrado como nos tiene a sus paeles de comedia, componiendo al personaje más complejo de su carrera.