Amén. Fui con toda mi buena predisposición debido al buen recibimiento crítico que había tenido el film, y salí con un bajón tremendo. No es ya que la considere una nadería en términos estrictamente cinematográficos (que también), sino que me aburrió soberanamente.
En cambio, entré en la sala asustadísimo a ver Megalópolis (porque seamos francos, como no estar asustado pese a mi amor y devoción por Coppola), y aún estando lejos de ser perfecta, me encantó.
Fue cómo ah, el cine era esto
En fin. Qué estoy desconectadísimo de las tendencias y gustos actuales, vaya.