No sé si será por mi antigua afición al boxeo que me hace ser más exigente a la hora criticar cada uno de los gestos y palabras que salen por la boca del Príncipe de Bel Air, pero no me ha gustado nada de nada la visión que Michael Mann ha dado de este púgil legendario.
La peli se reduce a un conglomerado de chistes y rimas llenas de cargas de profundidad sin alma; a toda una serie de secuencias reflexivas y musicales que para nada transmiten lo que este mito viviente supuso tanto para la sociedad afroamericana como para el mundo del boxeo.
Will Smith, al que hay que reconocerle cierto mérito, se queda en mero imitador, sus palabras, su discurso, excepto en contenido, no transmiten en absoluto el espíritu rebelde y fanfarrón del que hacía gala Clay.
Los combates, excepto en la dirección, me ha parecido horrorosos, algún que otro detalle, pero nada más.
Eso sí, como siempre una fotografía muy cuidada, en la que prima la luminosidad, un aura, un espíritu blanco para una película sin alma. Si alguien está interesado en el tema, le recomiendo el magnífico documental "When We Were Kings", en que que podremos asistir a un evento musical y pugilístico sin precedentes.
Saludos.
You said I´m funny, funny how? Do I amuse you, like a clown?..............</p>