Esta película para mi siempre ha sido "de culto" porque cuando era niño toda mi familia hablaba de ella, pero era demasiado pequeño para ver "pelis de miedo". Con mi imaginación reproducí escenas que me contaban, como la de "la pelota en la escalera" y con unos nueve años, la hicieron por la tele y por fin me dejaron verla. Fue la primera película de terror que he visto, y por eso le tengo un especial aprecio. Por eso y por la enorme cantidad e intensidad de sentimientos que despierta esta pelicula en mi. La película está recorrida, de principio a fin, por un aire triste y melancólico, que apoyado por la magistral música, los actores y el guión, la convierten prácticamente en un drama con elementos sobrenaturales. John Rusell (George C. Scott) pierde a su mujer y su hija en un accidente, en la nieve. Tras unos meses de depresión, decide volver a dar clases (es compositor de piano) y alquila una enorme casa, casi una mansión, que hace más de una década que no se habita. Pronto empieza a comprobar que se suceden extraños ruidos a una hora exacta, y extrañas visiones de un niño en su bañera. Indagando, encuentra, en una habitación tapiada de la casa, una silla de ruedas pequeña y una caja de música. En esa casa se sucedió un crimen horrible, y todavia hay una presencia que exige venganza, pero el crimen nunca se resolvió. Hasta ahora.
Tanto los momentos dramáticos como los terroríficos están excelentemente cuidados. Los primeros mezclan la historia personal de John con la de ese fantasma, que no busca una venganza sangrienta ni va matando a cualquiera que habite su casa, solo quiere justicia para poder descansar en paz, pero resulta que a veces busca esa justicia con muy mala leche.
El primer momento terrorífico es ejemplar: John está tocando el piano en su nueva casa cuando le llaman para que recoga unos paquetes, sale de la habitación y la cámara se acerca al piano... y una tecla se pulsa sola. La música triste que hasta ese momento sonaba se cambia por una música de "mal rollo". Así, momentos como las apariciones del niño en la bañera, o en la habitación de la niña en cuya habitación se encuentra el pozo son ejemplares, y la película consigue hacernos pasar de un lado a otro: comprendemos a ese espíritu que quiere justicia, y esperamos que John logre desentrañar el crimen, pero al momento, el espíriu hace algo que nos acojona totalmente... la música, como ya he dicho, es de lo mejor y ayuda a implantar esos sentimientos. Los personajes están trazados con una solidez que parece impensable en una película de terror, y los actores, tanto Scott como Melvyn Douglas, contribuyen a ello, de hecho, las acciones de John una vez descubre lo que sucede son totalmente lógicas.
Un clásico de culto que consigue asustarme hoy en día. ¿Quien es el guapo que la ve solo en la oscuridad y luego va tranquilamente al cuarto de baño?