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Tema: Akira Kurosawa: revisando sus películas

  1. #26
    Senior Member Avatar de Alcaudón
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    Predeterminado Re: Akira Kurosawa: revisando sus películas

    Estoy en ella...
    mad dog earle y Alex Fletcher han agradecido esto.

  2. #27
    gurú Avatar de Alex Fletcher
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    Predeterminado Re: Akira Kurosawa: revisando sus películas



    Si me mostré satisfecho por la ausencia de sentimentalismo en el primer film de Akira, aquí hay un poquito de lloriqueos, bueno exagero, pero no al nivel de ser irritantes. El film a priori parece muy interesante, centrarse en un grupo de mujeres para sacar adelante el proyecto, con un estilo que se asemeja al cine carcelario, las condiciones se dan para ello, a veces tenía estar viendo LA GRAN EVASION, ojo no es ninguna crítica negativa. No es de mi gusto saber que voy a ver un film propagandístico, ya eso me deja en alerta constante, pero es ese estilo documental, lo que le suma a dicha aversión por el género, lo que me hace disfrutar poco del film, bueno también esa calidad , algo mejor eso sí que el truñoedicion de su primer film, de imagen no ayuda a conectar con los personajes, me encuentro distante en todo momento, ni siento ni padezco por ellas. La parte buena de ello es que a nivel didáctico compruebas y ves la realidad de esos momentos históricos, y que la guerra no sólo recae en las fuerzas militares, sino que estaba todo el país en ella, y el film es un ejemplo de ello, y lo malo, pues lo dicho me cuesta entrar en el film a nivel empático, parece que sea una contradicción en lo que digo del sentimentalismo en el inicio, pero no es así, no necesito extasis emocional para formar parte del film, y con LA MAS BELLA, no consigo encontrar interés por los personajes, siendo una temática de lo más interesante, o sea un film de "guerra" sin guerra. Los momentos masculinos del film, esos planos con una mesa en el medio, donde toman decisiones sobre el ritmo de explotación también me parecen fríos y no consiguen decirme nada. En fin, no creo que sea de mis favoritas .

    mad dog earle y Alcaudón han agradecido esto.

  3. #28
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    Predeterminado Re: Akira Kurosawa: revisando sus películas

    No, desde luego, de las favoritas no será.
    Alcaudón y Alex Fletcher han agradecido esto.

  4. #29
    Senior Member Avatar de mad dog earle
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    Predeterminado Re: Akira Kurosawa: revisando sus películas

    03. La nueva leyenda del gran judo (Zoku Sugata Sanshirô, 1945)



    Después de un film de “contribución al esfuerzo de guerra”, como es La más bella, y mientras en Tokio se agudizaban los bombardeos de la aviación norteamericana, Kurosawa tuvo que aceptar a regañadientes dirigir una secuela de la exitosa Sugata Sanshirô. Si esta se basaba en la novela de Tsuneo Tomita, no sé hasta qué punto también la segunda parte surge de las páginas de la obra del creador del personaje, tengo mis dudas, porque vista hoy en día Zoku Sugata Sanshirô es una película descaradamente propagandística, en la que el enfrentamiento entre el judo y las otras artes marciales (jiu-jitsu y el karate) se extiende al boxeo, de manera que permite contraponer esa "bárbara disciplina occidental" al refinado arte del judo que practica Sanshirô.

    La película se estrenó el 3 de mayo de 1945, con lo que hay que imaginar al público asistiendo a la proyección, en alguna de las escasas salas que todavía funcionaban, con el alma en vilo por miedo a los bombardeos, y con la amenaza de la inminente derrota del país y la invasión de los aliados. Además, las circunstancias del momento influyeron en su realización, debido a los numerosos cortes eléctricos, y a las dificultades materiales que justifican en parte la mala calidad de la copia hoy en día visible. Hay que tener en cuenta también que, una vez consumada la derrota, la película fue confiscada por los americanos, desapareciendo de los circuitos comerciales [según comentario de Aldo Tassone recogido en la monografía de Vidal Estévez].

    Como ya lo comenté hace unos años, empiezo por rescatar lo que dije entonces para después ampliar algunos aspectos.

    Cita Iniciado por mad dog earle Ver mensaje
    El tercer largometraje de Kurosawa tiene algunas curiosas peculiaridades. De entrada se trata de una secuela (años después, Sanjuro también será una secuela de Yojimbo) de su film de debut: La leyenda del gran judo (1943). Ambientada en la década de los 80 del siglo XIX, nos continúa narrando las peripecias de Sanshiro (Susumu Fujita, actor presente en varios films de Kurosawa), un joven maestro en el arte del judo. Si en la primera parte sus rivales practicaban el jiu-jitsu, en esta segunda parte Sanshiro se enfrentará, por un lado, al boxeo importado por los norteamericanos (en un guiño nacionalista y antiamericano que parece que fue impuesto por la productora Toho: el film se rodó durante los últimos meses de la II Guerra Mundial), y por otro a unos maestros de kárate, que intentan vengar la derrota de su hermano, acaecida en la primera parte de la saga.

    Desgraciadamente, las difíciles condiciones de rodaje (terminada durante los bombardeos de la aviación norteamericana sobre Japón, y con grandes estrecheces a la hora de disponer de material y medios técnicos), agravadas por su conservación, dan como resultado un film que, al menos en la copia que he visto (que creo que, aunque editada de nuevo por una de esas compañías un tanto sospechosas, es la misma que la que sacó en su día Filmax), tiene una calidad, tanto de imagen como de sonido, francamente deplorable.

    A pesar de todo, a mí me ha parecido un film atractivo a ratos, con algunas excelentes soluciones visuales que en una copia decente darían como resultado un film mucho más disfrutable. Destaca esa extraña presencia del boxeo, por medio de un campeón norteamericano, apodado Killer, que se enfrenta primero a un maestro de jiu-jitsu, al que vence humillándolo, y luego muerde la lona, claramente derrotado por Sanshiro, que no necesita casi ni despeinarse.

    El enfrentamiento final con el maestro de kárate, en un paisaje nevado, tiene una extraña poesía (inferior, eso sí, a la que tenía el combate decisivo de la primera entrega), a la que no es ajena la figura del hermano del retador, un enloquecido personaje de aspecto estrafalario.
    Empiezo por el final. La secuencia de la lucha entre Sanshirô y los hermanos Higaki, punto culminante de la narración, se rodó en exteriores en un paisaje nevado, lo que ocasionó numerosos problemas. A los del frío, en particular en los pies, porque Susumu Fujita combate descalzo, hay que sumarle, según cuentan los especialistas, la calidad de la película utilizada (un inestable film de nitrato), que no daba un buen resultado en las condiciones de temperatura y de iluminación con que se rodó la secuencia (en parte debido el efecto que producía el reflejo de la luz en la nieve), con el resultado de que los rostros de los combatientes, Sanshirô y Teshin Higaki (interpretado por el mismo actor que encarna a Gennosuke, Ryûnosuke Tsukigata), quedan oscurecidos de tal manera que son irreconocibles, solo identificables por las siluetas. O sea, al margen de la mala conservación del film, parece ser que ya en origen la película tenía una imagen bastante deficiente.



    Ante este hecho, y la horrorosa copia disponible (de imagen y, aún peor, de sonido), cualquier intento de valoración se ve claramente mediatizado por la recepción a la que nos vemos limitados. Con todo, y como apunté ya en su día, la película tiene algunos puntos de interés, que intentaré ampliar un poco más.

    De entrada, desde un punto de vista histórico, es un ejemplo interesante de analizar de propaganda japonesa contra los norteamericanos (la de los norteamericanos contra los japoneses ya nos es bien conocida a través del cine de Hollywood). Ya desde el inicio, cuando un rudo marinero golpea al pequeño conductor del rickshaw, Daisuburo (al que después Sanshirô enseñará el arte del judo), hasta que la aparición providencial de Sanshirô pone fin al abuso, el espectador está llamado a ver todo tipo de defectos en los occidentales (incluidos los espectadores de los combates de boxeo) frente al orgullo y la pureza de Sanshirô como representante del judo.



    Si bien en este aspecto Kurosawa se muestra muy poco sutil, con momentos un tanto bochornosos, como cuando el boxeador William Lister, apodado “Killer”, lucha contra un practicante del jiu-jitsu, en un combate organizado por el cónsul norteamericano (encarnado por un japonés de forma un tanto cómica), o el desafío que acaba aceptando Sanshirô en el que derrota con notable facilidad al boxeador (filmado de manera que cae en lo ridículo, aunque incluye un detalle curioso de realización: unos segundos sin sonido en la banda sonora y con los actores y figurantes “congelados”), en otras secuencias del film el director sabe introducir elementos de interés.



    Por ejemplo, el drama particular que sufre Sanshirô en dos frentes: el amoroso, puesto que sabemos que Murai ha muerto (recordemos que el personaje estaba encarnado por Takeshi Shimura en la primera parte), de lo cual se siente responsable, y por lo tanto su relación con Sayo (de nuevo Yukiko Todoroki) parece imposible. Por otro lado, los desafíos a los que se ve emplazado Sanshirô lo fuerzan a vulnerar los tres principios del dojo (nombre con el que se designa el lugar destinado a la práctica de las artes marciales):1) bebe en el dojo, fruto de su angustia; 2) participa en un espectáculo, derrotando a Killer, por el que además se cobra dinero (aunque él lo dará al luchador de jiu-jitsu que anteriormente ha sido humillado por el boxeador); y 3) acepta un combate por razones particulares, en este caso hacer frente a los hermanos Higaki que quieren vengarse de la derrota de Gennosuke que vimos en la primera parte.



    A pesar de sus dudas, su maestro, Yano (Denjirô Ôkôchi, que repite papel), le exhorta a combatir “por la victoria de las artes marciales japonesas”, con lo que Sanshirô queda investido de la condición de símbolo del país.

    Si bien la relación de Sanshirô con Sayo, que en la primera parte dio pie a algunas de las mejores secuencias, queda completamente dejada de lado, en la confrontación con los belicosos hermanos Higaki es donde la película vuelve a ofrecer algunas secuencias de interés, especialmente gracias a la caracterización extravagante, excesiva, de Genzaburo (Akitake Kôno) (basada en el tipo de vestuario y maquillaje del teatro Noh),



    un joven enfermo, de arrebatos violentos, que protagoniza el momento más inquietante: una vez Sanshirô ya ha vencido a Gennosuke, y lo cuida él mismo en una cabaña, donde se recupera de sus heridas, Genzaburo se acerca lentamente a un Sanshirô dormido empuñando un cuchillo. Pero en lugar de atacar a nuestro héroe, lo deja caer y se pone a llorar.



    Los Higaki reconocen de esta manera la victoria y superioridad, no solo física, de Sanshirô y del judo, por lo que Kurosawa puede acabar el film con un primer plano de un Sanshirô sonriente, eufórico. Si La más bella acababa con un primer plano de la sacrificada Watanabe, como símbolo del esfuerzo colectivo de todo un país, ahora es el rostro de un Japón triunfante el que llena la pantalla... aunque fuera pocas semanas antes del hundimiento del país y la rendición del emperador.



    Cabe señalar un detalle en la actuación de Susumu Fujita, la de incorporar un gesto en su interpretación de Sanshirô que más adelante Toshiro Mifune también utilizará de manera similar: el de caracterizar el personaje mediante el movimiento de frotarse la cabeza.

    Quizá para sacarse el mal sabor de boca de una película que no quería dirigir, Kurosawa se casó pocos días después del estreno con Yokô Yaguchi. Aunque para hacer frente a sus problemas económicos, Kurosawa había vuelto a escribir algunos guiones para otros directores, no tardaría en ponerse detrás de la cámara para iniciar el rodaje, antes de que la guerra finalizara, de la próxima entrega: Los hombres que caminan sobre la cola del tigre, inspirada en una obra kabuki.
    Última edición por mad dog earle; 28/06/2024 a las 20:50
    Alcaudón y Alex Fletcher han agradecido esto.

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