En conflicto constante con sus clientes
El modelo de la compañía que preside Carrillo carecía de precedentes en el sector
LALO AGUSTINA - Barcelona
Nueve aviones, más de 1,2 millones de pasajeros transportados en dos años y medio y veinte destinos.
Air Madrid había alcanzado un rápido crecimiento, basada en sus bajos precios. Pero el éxito que refleja la consecución de estas cifras en tan poco tiempo disparó su ambición y ahora ha obligado a la compañía a quedarse en tierra.
El aterrizaje forzoso de Air Madrid no ha causado ninguna sorpresa en el sector y en la opinión pública, demasiado acostumbrada a los incidentes, retrasos y cancelaciones en toda la historia de la aerolínea, especialmente en las últimas semanas. La aerolínea controlada por José Luis Carrillo no ha podido superar las turbulencias ocasionadas por su mal servicio y el viento en contra del Ministerio de Fomento, que ha obligado en la práctica a que los nueve aviones de la compañía se queden en tierra.
¿Qué es lo que ha pasado para que la séptima aerolínea de Barajas - con casi 700.000 pasajeros transportados entre enero y octubre de este año, según AENA- se haya estrellado? Los expertos explican que se ha producido una conjunción de circunstancias que permiten poner en duda la viabilidad del modelo, pero también coinciden en las críticas a la puesta en escena, es decir, a la gestión de sus responsables. Air Madrid, especializada en enlazar España con Latinoamérica a precios más asequibles que los de la competencia, ha intentado extrapolar a la larga distancia las prácticas de las low cost.Estas compañías basan su éxito en sacar el máximo partido a sus aviones, que están mucho más tiempo en el aire que los de las aerolíneas tradicionales. Para conseguir esta alta productividad se requiere que las conexiones se realicen con la máxima eficiencia.
Gracias a sus atractivos precios, Air Madrid fue incrementando su popularidad y el número de pasajeros transportados: 98.000 en el 2004, 380.000 en el 2005 y casi 800.000 en los diez primeros meses del 2006 (unos 102.000 desde Barcelona), según las cifras de AENA referidas a los aeropuertos de Barajas y El Prat. En estos momentos, la aerolínea volaba a una veintena de ciudades de Latinoamérica (Buenos Aires, Bogotá, Cartagena de Indias, Fortaleza, Guayaquil, Lima, Panamá, Quito, San José, Santiago de Chile y Toluca), cuatro de Europa (Milán, París, Londres y Bucarest) y media docena del mercado doméstico (Palma, Menorca, Eivissa y Santa Cruz de Tenerife, junto con Madrid y Barcelona).
A raíz de los continuos retrasos que sufrían sus pasajeros, el encaje de todos estos destinos - sin duda una tarea complicada para el responsable de operaciones de la aerolínea- se fue tornando cada vez más insostenible. Los retrasos empezaron a ser cada vez más frecuentes y aunque el incremento de la rutas y frecuencias debía permitir consolidar el negocio, ha ocurrido exactamente lo contrario: el crecimiento ha multiplicado el caos. "Han estirado más el brazo que la manga", comenta el director general de una low cost.Los nueve Airbus 300 de la compañía no podían fallar nunca o se producían retrasos en cadena. En una low cost tradicional, en cambio, todos los aviones "duermen" cada día en su aeropuerto de origen y, si hay retrasos, éstos empiezan y acaban en el mismo día.
Los directivos de Air Madrid, que han soportado las críticas como si no fuera con ellos, daban muestras de querer jugar en primera división. En el último Fitur, la feria de turismo de Madrid, contaban con un gran stand. Poco después, Carrillo afirmó que la compañía saldría a bolsa en el 2007. También se afirmó que el único accionista, que hace año y medio tomó el relevo a los empresarios y grupos turísticos que pusieron en marcha la compañía, había ampliado capital en 70 millones de euros y que las ventas del 2206 llegarían a los 500 millones. En el Registro Mercantil, en cambio, sólo constan las cuentas de la empresa del 2004, con ingresos de 38,3 millones y pérdidas de 6,5 millones. Y el capital desembolsado es, exactamente, de 12 millones de euros, según el registro.